Una buena editorial del Diario Marca español
La argentina del diego fue un castillo de naipes demolido por la apisonadora germana
Alemania desenmascara a Maradona
En dos años, el tiempo que el Diego ha llevado las riendas de la bicampeona del mundo, el equipo ha sido una montaña rusa de sensaciones.
El que espere un artículo 'revanchista' por las desafortunadas declaraciones de Maradona sobre la selección española se ha equivocado de link. Dicho esto, no queda otra que analizar la trayectoria en el banquillo de la albiceleste del mejor jugador del mundo que uno ha tenido el privilegio de seguir.
En dos años, el tiempo que el Diego ha llevado las riendas de la bicampeona del mundo, el equipo ha sido una montaña rusa de sensaciones. Del descrédito absoluto de Bolivia (6-1), el varapalo de Brasil (1-3) en Rosario y los apuros clasificatorios en Montevideo a la creciente confianza en un combinado que había protagonizado una primera fase impoluta y unos octavos en los que dejó patente su descomunal pegada.
Todo indicaba que las piezas al fin habían encajado. El fútbol de los argentinos, para qué negar la evidencia, no era precisamente primoroso y quedaba por ver la reacción de los jugadores con el marcador en contra, pero el caché de la albiceleste estaba al alza. Era, para muchos, el rival que nadie quería.
Así hasta llegar a la primera 'patata caliente', una Alemania que estaba vistiendo sus mejores en galas en muchos años y que había aceptado el reto de Maradona desde la mismísima sala de prensa.
Y el resultado ha sido francamente decepcionante. Los jugadores, no cabe duda, deben cargar con su parte alicuota de responsabilidad en esta severa derrota, pero el Diego no ha dado la sensación en ningún momento de tener respuestas a los ingentes desafíos que presentaba el partido.
Maradona no realizó su primer cambio hasta el minuto 70 -Pastore por Otamendi-, cuando los germanos acababan de anotar su segundo gol, y ni siquiera agotó sus sustituciones, pues la entrada de Agüero por Di María a un cuarto de hora del final fue su última decisión visible.
El centro del campo alemán, el más poderoso del campeonato junto al español, campó a sus anchas durante buena parte del partido sin que Maradona moviese ficha. ¿Tenía alguna solución táctica? Que hablen los técnicos pero lo que no parece de recibo es que futbolistas como Schweinsteiger, Özil o Müller dispusieran de tanto espacio y tiempo para hilvanar el preciosista fútbol germano.
¿Y ahora qué? Pues los 'dioses' dirán. Y cuando hablamos de 'dioses' nos referimos, cómo no, al propio Diego y a Julio Grondona, sempiterno presidente de la AFA y último responsable, para bien y para mal, de que un técnico con el escueto pedigrí de Maradona llegase al banquillo de una de las selecciones más importantes del mundo futbolístico.
La argentina del diego fue un castillo de naipes demolido por la apisonadora germana
Alemania desenmascara a Maradona
En dos años, el tiempo que el Diego ha llevado las riendas de la bicampeona del mundo, el equipo ha sido una montaña rusa de sensaciones.
El que espere un artículo 'revanchista' por las desafortunadas declaraciones de Maradona sobre la selección española se ha equivocado de link. Dicho esto, no queda otra que analizar la trayectoria en el banquillo de la albiceleste del mejor jugador del mundo que uno ha tenido el privilegio de seguir.
En dos años, el tiempo que el Diego ha llevado las riendas de la bicampeona del mundo, el equipo ha sido una montaña rusa de sensaciones. Del descrédito absoluto de Bolivia (6-1), el varapalo de Brasil (1-3) en Rosario y los apuros clasificatorios en Montevideo a la creciente confianza en un combinado que había protagonizado una primera fase impoluta y unos octavos en los que dejó patente su descomunal pegada.
Todo indicaba que las piezas al fin habían encajado. El fútbol de los argentinos, para qué negar la evidencia, no era precisamente primoroso y quedaba por ver la reacción de los jugadores con el marcador en contra, pero el caché de la albiceleste estaba al alza. Era, para muchos, el rival que nadie quería.
Así hasta llegar a la primera 'patata caliente', una Alemania que estaba vistiendo sus mejores en galas en muchos años y que había aceptado el reto de Maradona desde la mismísima sala de prensa.
Y el resultado ha sido francamente decepcionante. Los jugadores, no cabe duda, deben cargar con su parte alicuota de responsabilidad en esta severa derrota, pero el Diego no ha dado la sensación en ningún momento de tener respuestas a los ingentes desafíos que presentaba el partido.
Maradona no realizó su primer cambio hasta el minuto 70 -Pastore por Otamendi-, cuando los germanos acababan de anotar su segundo gol, y ni siquiera agotó sus sustituciones, pues la entrada de Agüero por Di María a un cuarto de hora del final fue su última decisión visible.
El centro del campo alemán, el más poderoso del campeonato junto al español, campó a sus anchas durante buena parte del partido sin que Maradona moviese ficha. ¿Tenía alguna solución táctica? Que hablen los técnicos pero lo que no parece de recibo es que futbolistas como Schweinsteiger, Özil o Müller dispusieran de tanto espacio y tiempo para hilvanar el preciosista fútbol germano.
¿Y ahora qué? Pues los 'dioses' dirán. Y cuando hablamos de 'dioses' nos referimos, cómo no, al propio Diego y a Julio Grondona, sempiterno presidente de la AFA y último responsable, para bien y para mal, de que un técnico con el escueto pedigrí de Maradona llegase al banquillo de una de las selecciones más importantes del mundo futbolístico.