Asume Piñera y luego de 20 años la Concertación pasa a la oposición en Chile
07:33|El empresario encarna el retorno de la derecha al poder por las urnas después de 50 años. Tendrá el difícil desafío de refundar el país luego del sismo del 27 de febrero. Tras tomar posesión del cargo hoy, viajará a las zonas más afectadas.
Por: Hinde Pomeraniec. ENVIADA ESPECIAL
En política, los gestos nunca son inocentes. Esta tarde, unas horas después del traspaso de mando que lo convertirá en el presidente de Chile por los próximos cuatro años, Sebastián Piñera volará a Constitución, 360 km al sur de la capital, uno de los puntos más castigados por el terremoto y el tsunami que asolaron a este país en la madrugada del 27 de febrero. Una vez ahí, firmará los primeros proyectos de ley. Todo indica que entre ellos estarán el pedido de modificación del presupuesto 2010, una necesidad impostergable para enfrentar la batalla de la reconstrucción, y el bono de alrededor de 80 dólares para los más pobres, una promesa de campaña de Piñera (60), el empresario multimillonario que hasta unos días soñaba con elevar el PBI de los chilenos hasta el umbral de los europeos y que hoy tiene por delante, ni más ni menos, que la tarea de refundar el país.
Con su llegada al poder, se produce el mayor recambio político desde el regreso de la democracia, ya que concluyen 20 años consecutivos de gobiernos de la Concertación, la alianza de centroizquierda que condujo Chile desde la salida del poder del dictador Augusto Pinochet. Esta presidencia de Piñera marca además el regreso de la derecha por las urnas a La Moneda luego de 50 años.
Lejos de imaginar que le tocaría encarar el gobierno con un país devastado, en medio de una crisis fenomenal interna de la Concertación y pese a los altísimos índices de popularidad de Bachelet, Piñera ganó en segunda vuelta en enero a Eduardo Frei, el candidato oficialista. Lo hizo prometiendo crear un millón de empleos y hacer más pronunciada la exitosa red de protección social de Bachelet, pero también anunciando un ambicioso plan de combate a la delincuencia.
Ayer Santiago -una ciudad en la que el terremoto es la memoria abrumada de sus habitantes, pero cuyo rastro apenas se percibe en las cintas rojas y blancas que alertan en edificios con rajaduras o en los balcones y esculturas mordidos por la furia del cimbronazo- fue un desfile de delegaciones extranjeras. Y la Municipalidad de la capital, el escenario en donde el todavía presidente electo llevó adelante varias reuniones bilaterales, como las que sostuvo con el príncipe español Felipe de Borbón y con Luis Alberto Moreno, titular del BID, uno de los organismos internacionales de crédito a los que Chile seguramente deberá recurrir en los próximos meses.
La presidenta argentina Cristina Kirchner (ver pág. 24), el colombiano Alvaro Uribe, el boliviano Evo Morales, el uruguayo José Mujica y el ecuatoriano Rafael Correa son algunas de las figuras más destacadas entre los invitados especiales extranjeros que asistirán hoy a la asunción de Piñera, programada para el mediodía en el Congreso, en Valparaíso, 120 km al oeste de Santiago. Allí habrá unos 1.100 invitados, aunque será una ceremonia austera y sin discurso. Inmediatamente el presidente recibirá a los mandatarios en un almuerzo en la residencia Cerro Castillo, de Viña del Mar.
Luego de la comida y la foto de rigor, Piñera se trasladará a Constitución, dando la imagen de "general en batalla" y dejando constancia de que será la reconstrucción de la infraestructura y la confianza del país lo que marcará el inicio y posiblemente la mayor parte del gobierno. Piñera no es hombre de perder el tiempo: su antecesora, la médica socialista Michelle Bachelet, se va con 84% de popularidad, aún pese a los cuestionamientos por el manejo de la catástrofe y de la crisis posterior. Su figura recorriendo día a día las zonas afectadas y supervisando la asistencia a los más vulnerables es un fantasma que conviene guardar pronto en el arcón de los recuerdos.
Le quedarán de ella, eso sí, buenos fondos para empezar a reconstruir. Son casi US$ 15 mil millones, producto en su mayor parte de las exportaciones de cobre, que podrían servir para dar nuevas viviendas a los que lo perdieron todo y comenzar a paliar las pérdidas de unos 6.000 millones sólo en rutas, puentes e infraestructura hospitalaria dañada.
"Venimos de cuatro años de una madre afectuosa que se ocupaba de todos nosotros y vamos hacia un hombre que dice que para ayudarnos nos va a dar las herramientas para que nos arreglemos solos. No va a ser fácil". Lo dice José Alberto, un profesor universitario, en el Paseo Ahumada. Detrás, un hombre de pelo enmarañado reparte volantes y pide ayuda, mientras desde un viejo equipo se escucha a Soda Stereo con "Cuando pase el temblor".
Sebastián Piñera, un empresario multirrubro exitoso y un político con mas de 20 años peleando para llegar en primer lugar, tiene por delante el mayor desafío de su vida.
07:33|El empresario encarna el retorno de la derecha al poder por las urnas después de 50 años. Tendrá el difícil desafío de refundar el país luego del sismo del 27 de febrero. Tras tomar posesión del cargo hoy, viajará a las zonas más afectadas.
Por: Hinde Pomeraniec. ENVIADA ESPECIAL
En política, los gestos nunca son inocentes. Esta tarde, unas horas después del traspaso de mando que lo convertirá en el presidente de Chile por los próximos cuatro años, Sebastián Piñera volará a Constitución, 360 km al sur de la capital, uno de los puntos más castigados por el terremoto y el tsunami que asolaron a este país en la madrugada del 27 de febrero. Una vez ahí, firmará los primeros proyectos de ley. Todo indica que entre ellos estarán el pedido de modificación del presupuesto 2010, una necesidad impostergable para enfrentar la batalla de la reconstrucción, y el bono de alrededor de 80 dólares para los más pobres, una promesa de campaña de Piñera (60), el empresario multimillonario que hasta unos días soñaba con elevar el PBI de los chilenos hasta el umbral de los europeos y que hoy tiene por delante, ni más ni menos, que la tarea de refundar el país.
Con su llegada al poder, se produce el mayor recambio político desde el regreso de la democracia, ya que concluyen 20 años consecutivos de gobiernos de la Concertación, la alianza de centroizquierda que condujo Chile desde la salida del poder del dictador Augusto Pinochet. Esta presidencia de Piñera marca además el regreso de la derecha por las urnas a La Moneda luego de 50 años.
Lejos de imaginar que le tocaría encarar el gobierno con un país devastado, en medio de una crisis fenomenal interna de la Concertación y pese a los altísimos índices de popularidad de Bachelet, Piñera ganó en segunda vuelta en enero a Eduardo Frei, el candidato oficialista. Lo hizo prometiendo crear un millón de empleos y hacer más pronunciada la exitosa red de protección social de Bachelet, pero también anunciando un ambicioso plan de combate a la delincuencia.
Ayer Santiago -una ciudad en la que el terremoto es la memoria abrumada de sus habitantes, pero cuyo rastro apenas se percibe en las cintas rojas y blancas que alertan en edificios con rajaduras o en los balcones y esculturas mordidos por la furia del cimbronazo- fue un desfile de delegaciones extranjeras. Y la Municipalidad de la capital, el escenario en donde el todavía presidente electo llevó adelante varias reuniones bilaterales, como las que sostuvo con el príncipe español Felipe de Borbón y con Luis Alberto Moreno, titular del BID, uno de los organismos internacionales de crédito a los que Chile seguramente deberá recurrir en los próximos meses.
La presidenta argentina Cristina Kirchner (ver pág. 24), el colombiano Alvaro Uribe, el boliviano Evo Morales, el uruguayo José Mujica y el ecuatoriano Rafael Correa son algunas de las figuras más destacadas entre los invitados especiales extranjeros que asistirán hoy a la asunción de Piñera, programada para el mediodía en el Congreso, en Valparaíso, 120 km al oeste de Santiago. Allí habrá unos 1.100 invitados, aunque será una ceremonia austera y sin discurso. Inmediatamente el presidente recibirá a los mandatarios en un almuerzo en la residencia Cerro Castillo, de Viña del Mar.
Luego de la comida y la foto de rigor, Piñera se trasladará a Constitución, dando la imagen de "general en batalla" y dejando constancia de que será la reconstrucción de la infraestructura y la confianza del país lo que marcará el inicio y posiblemente la mayor parte del gobierno. Piñera no es hombre de perder el tiempo: su antecesora, la médica socialista Michelle Bachelet, se va con 84% de popularidad, aún pese a los cuestionamientos por el manejo de la catástrofe y de la crisis posterior. Su figura recorriendo día a día las zonas afectadas y supervisando la asistencia a los más vulnerables es un fantasma que conviene guardar pronto en el arcón de los recuerdos.
Le quedarán de ella, eso sí, buenos fondos para empezar a reconstruir. Son casi US$ 15 mil millones, producto en su mayor parte de las exportaciones de cobre, que podrían servir para dar nuevas viviendas a los que lo perdieron todo y comenzar a paliar las pérdidas de unos 6.000 millones sólo en rutas, puentes e infraestructura hospitalaria dañada.
"Venimos de cuatro años de una madre afectuosa que se ocupaba de todos nosotros y vamos hacia un hombre que dice que para ayudarnos nos va a dar las herramientas para que nos arreglemos solos. No va a ser fácil". Lo dice José Alberto, un profesor universitario, en el Paseo Ahumada. Detrás, un hombre de pelo enmarañado reparte volantes y pide ayuda, mientras desde un viejo equipo se escucha a Soda Stereo con "Cuando pase el temblor".
Sebastián Piñera, un empresario multirrubro exitoso y un político con mas de 20 años peleando para llegar en primer lugar, tiene por delante el mayor desafío de su vida.