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El inspector Clouseau vuelve a las andadas
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<blockquote data-quote="Gise" data-source="post: 45122" data-attributes="member: 2019"><p>"La Pantera Rosa", estreno del jueves</p><p></p><p>Todo comenzó con un diamante. </p><p></p><p>Durante los últimos 40 años, toda mención a la Pantera Rosa como personaje, como referencia cinematográfica y como identificación de la cultura popular se asoció a una serie de películas, a un actor impar (Peter Sellers) que inmortalizó un personaje no menos imperecedero, a un tema musical y, sobre todo, a un dibujo animado cuya popularidad supera al tiempo. </p><p></p><p>Pero en el principio, la Pantera Rosa era un diamante. </p><p></p><p>Para ser más preciso, el diamante más grande del mundo, que una bella princesa llamada Dala recibió como regalo de su padre y es codiciado por un sofisticado playboy y ladrón internacional llamado sir Charles Lytton, el "Fantasma". Hasta que el ambicioso y elegante hampón de la alta sociedad se las ve con el inspector de la Sûreté Jacques Clouseau, el más torpe, meterete e incompetente policía jamás conocido, que de puro incapaz hasta se las ingenia siempre para lograr su cometido. </p><p></p><p>Así se inició en 1964 "La Pantera Rosa", primera aventura de una muy afortunada serie cinematográfica que trascendió la pantalla grande por varios motivos: en primer lugar, Clouseau fue, de lejos, la creación más popular del gran Peter Sellers, que siguió encarnando al personaje incluso más allá de su propia muerte, víctima de una crisis cardíaca, en 1980. Segundo, el tema musical del film original, al que Henry Mancini vistió con un elegantísimo vuelo jazzístico, se convirtió en uno de los leitmotif cinematográficos más difundidos de la historia y fue objeto de múltiples recreaciones y versiones en los siguientes títulos de la serie. </p><p></p><p>Y por último, el personaje animado que el inspirado Isadore "Friz" Freleng (uno de los artífices de la gran época de cortos animados de la Warner gracias a personajes con su sello como Tweety y el bigotudo e irritable Yosemite Sam) elaboró para los títulos de aquel primer film, acabó transformado en una marca registrada del dibujo y cobró vida propia desde que ganó el Oscar al mejor corto animado en 1964. </p><p></p><p>Con el tiempo, se estilizó (hay que ver los primeros y maravillosos cortos de la serie, con una Pantera Rosa más regordeta, volviendo loco a su clásico interlocutor, un personaje de baja estatura y nariz prominente), ganó la admiración de muchos gracias a susoriginales y silenciosas tramas (en la mudez de los personajes se apoyaba gran parte de la gracia), se instaló en la TV y aunque perdió originalidad cuando alguien tuvo la poco feliz idea de agregarle voz, sigue vigente hasta hoy, celebrado al unísono por viejas y nuevas generaciones. </p><p></p><p>Algunos de esos antológicos cortos animados se utilizaron en cada una de las secuencias de los títulos de otros siete films con los que el director de "La Pantera Rosa", Blake Edwards, quiso aprovechar con suerte dispar la popularidad de Clouseau, del dibujo animado, del tema de Mancini y unos cuantos aspectos colaterales, como la guerra sin cuartel desatada con el tiempo entre Clouseau y su superior, el inspector Dreyfus (Herbert Lom) y las desternillantes peleas entre Clouseau y su ayudante Cato (Burt Kwouk). </p><p></p><p>La serie, cuyos mejores momentos coincidieron con el desarrollo de algunos grandes momentos de comedia física y sin palabras protagonizados por Sellers, osciló entre el ingenio de "Un disparo en la sombra" y el bajísimo vuelo de "El hijo de la Pantera Rosa" (1993), con un jovencísimo y casi desconocido Roberto Benigni, un film tan olvidado como el fiasco que en 1968, sin Edwards tras las cámaras y con el título de "Inspector Clouseau", protagonizó Alan Arkin. </p><p></p><p>En ese momento se creía que Edwards había llegado demasiado lejos con el aprovechamiento de un personaje que no daba para más desde la muerte -en julio de 1980- de Sellers, cuyas participaciones en films anteriores descartadas del montaje final llegaron a ser utilizadas póstumamente por el realizador ("La pista de la Pantera Rosa"), gesto que muchos criticaron y que le valió hasta un juicio que le inició la viuda de Sellers, Lynne Frederick, por "insultar la memoria" de su fallecido esposo. </p><p></p><p>Cuando se creía que la Pantera Rosa no saldría de su hogar animado y televisivo, y que el ya octogenario Edwards no tendría interés ni siquiera de llevar a su personaje más conocido a Broadway (trabajó mucho tiempo en esa dirección sin lograr la meta que sí pudo concretar con "Víctor/Victoria"), el personaje acaba de iniciar una nueva vida. </p><p></p><p>De hecho, una actualizada "La Pantera Rosa" -cuyo estreno anuncia Fox para el próximo jueves- acaba de dejar en claro que quiere volver a escribir la historia desde el comienzo. Aun desarrollada en nuestros días, la película se instala, en términos argumentales, antes de los acontecimientos del film original de 1963, y su propio título de rodaje ("El nacimiento de la Pantera Rosa") habla del propósito de reverdecer al personaje con la nueva cara de Clouseau: Steve Martin. </p><p></p><p>"No veo a esta película como una remake porque el guión es totalmente nuevo. Sé que hay obvias reservas de quienes quieren compararme con el gran Peter Sellers, pero yo mismo quise agregar nuevas ideas y tal vez otro enfoque, porque este Clouseau es mucho más vulnerable", señaló Martin, cuyo compromiso en el proyecto es visible: no sólo encarna a un Clouseau de fino bigote y terrible acento francés; también escribió parte del guión y se apoyó en un viejo conocido como Shawn Levy ("Más barato por docena") para dirigir el film. </p><p></p><p>Con Kevin Kline como Dreyfus, Jean Reno como el nuevo asistente francés de Clouseau, y la escultural morocha Beyoncé Knowles como mujer fatal, que esta película sueñe desde aquí con iniciar otro fértil camino se debe, entre otras cosas, a que la bella cantante luce en uno de sus dedos el diamante más grande y codiciado del mundo, conocido como la Pantera Rosa. Y donde aparece ese nombre siempre está cerca, al acecho, el impagable -e impresentable- inspector Clouseau. </p><p></p><p>Por Marcelo Stiletano </p><p>De la Redacción de LA NACION</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Gise, post: 45122, member: 2019"] "La Pantera Rosa", estreno del jueves Todo comenzó con un diamante. Durante los últimos 40 años, toda mención a la Pantera Rosa como personaje, como referencia cinematográfica y como identificación de la cultura popular se asoció a una serie de películas, a un actor impar (Peter Sellers) que inmortalizó un personaje no menos imperecedero, a un tema musical y, sobre todo, a un dibujo animado cuya popularidad supera al tiempo. Pero en el principio, la Pantera Rosa era un diamante. Para ser más preciso, el diamante más grande del mundo, que una bella princesa llamada Dala recibió como regalo de su padre y es codiciado por un sofisticado playboy y ladrón internacional llamado sir Charles Lytton, el "Fantasma". Hasta que el ambicioso y elegante hampón de la alta sociedad se las ve con el inspector de la Sûreté Jacques Clouseau, el más torpe, meterete e incompetente policía jamás conocido, que de puro incapaz hasta se las ingenia siempre para lograr su cometido. Así se inició en 1964 "La Pantera Rosa", primera aventura de una muy afortunada serie cinematográfica que trascendió la pantalla grande por varios motivos: en primer lugar, Clouseau fue, de lejos, la creación más popular del gran Peter Sellers, que siguió encarnando al personaje incluso más allá de su propia muerte, víctima de una crisis cardíaca, en 1980. Segundo, el tema musical del film original, al que Henry Mancini vistió con un elegantísimo vuelo jazzístico, se convirtió en uno de los leitmotif cinematográficos más difundidos de la historia y fue objeto de múltiples recreaciones y versiones en los siguientes títulos de la serie. Y por último, el personaje animado que el inspirado Isadore "Friz" Freleng (uno de los artífices de la gran época de cortos animados de la Warner gracias a personajes con su sello como Tweety y el bigotudo e irritable Yosemite Sam) elaboró para los títulos de aquel primer film, acabó transformado en una marca registrada del dibujo y cobró vida propia desde que ganó el Oscar al mejor corto animado en 1964. Con el tiempo, se estilizó (hay que ver los primeros y maravillosos cortos de la serie, con una Pantera Rosa más regordeta, volviendo loco a su clásico interlocutor, un personaje de baja estatura y nariz prominente), ganó la admiración de muchos gracias a susoriginales y silenciosas tramas (en la mudez de los personajes se apoyaba gran parte de la gracia), se instaló en la TV y aunque perdió originalidad cuando alguien tuvo la poco feliz idea de agregarle voz, sigue vigente hasta hoy, celebrado al unísono por viejas y nuevas generaciones. Algunos de esos antológicos cortos animados se utilizaron en cada una de las secuencias de los títulos de otros siete films con los que el director de "La Pantera Rosa", Blake Edwards, quiso aprovechar con suerte dispar la popularidad de Clouseau, del dibujo animado, del tema de Mancini y unos cuantos aspectos colaterales, como la guerra sin cuartel desatada con el tiempo entre Clouseau y su superior, el inspector Dreyfus (Herbert Lom) y las desternillantes peleas entre Clouseau y su ayudante Cato (Burt Kwouk). La serie, cuyos mejores momentos coincidieron con el desarrollo de algunos grandes momentos de comedia física y sin palabras protagonizados por Sellers, osciló entre el ingenio de "Un disparo en la sombra" y el bajísimo vuelo de "El hijo de la Pantera Rosa" (1993), con un jovencísimo y casi desconocido Roberto Benigni, un film tan olvidado como el fiasco que en 1968, sin Edwards tras las cámaras y con el título de "Inspector Clouseau", protagonizó Alan Arkin. En ese momento se creía que Edwards había llegado demasiado lejos con el aprovechamiento de un personaje que no daba para más desde la muerte -en julio de 1980- de Sellers, cuyas participaciones en films anteriores descartadas del montaje final llegaron a ser utilizadas póstumamente por el realizador ("La pista de la Pantera Rosa"), gesto que muchos criticaron y que le valió hasta un juicio que le inició la viuda de Sellers, Lynne Frederick, por "insultar la memoria" de su fallecido esposo. Cuando se creía que la Pantera Rosa no saldría de su hogar animado y televisivo, y que el ya octogenario Edwards no tendría interés ni siquiera de llevar a su personaje más conocido a Broadway (trabajó mucho tiempo en esa dirección sin lograr la meta que sí pudo concretar con "Víctor/Victoria"), el personaje acaba de iniciar una nueva vida. De hecho, una actualizada "La Pantera Rosa" -cuyo estreno anuncia Fox para el próximo jueves- acaba de dejar en claro que quiere volver a escribir la historia desde el comienzo. Aun desarrollada en nuestros días, la película se instala, en términos argumentales, antes de los acontecimientos del film original de 1963, y su propio título de rodaje ("El nacimiento de la Pantera Rosa") habla del propósito de reverdecer al personaje con la nueva cara de Clouseau: Steve Martin. "No veo a esta película como una remake porque el guión es totalmente nuevo. Sé que hay obvias reservas de quienes quieren compararme con el gran Peter Sellers, pero yo mismo quise agregar nuevas ideas y tal vez otro enfoque, porque este Clouseau es mucho más vulnerable", señaló Martin, cuyo compromiso en el proyecto es visible: no sólo encarna a un Clouseau de fino bigote y terrible acento francés; también escribió parte del guión y se apoyó en un viejo conocido como Shawn Levy ("Más barato por docena") para dirigir el film. Con Kevin Kline como Dreyfus, Jean Reno como el nuevo asistente francés de Clouseau, y la escultural morocha Beyoncé Knowles como mujer fatal, que esta película sueñe desde aquí con iniciar otro fértil camino se debe, entre otras cosas, a que la bella cantante luce en uno de sus dedos el diamante más grande y codiciado del mundo, conocido como la Pantera Rosa. Y donde aparece ese nombre siempre está cerca, al acecho, el impagable -e impresentable- inspector Clouseau. Por Marcelo Stiletano De la Redacción de LA NACION [/QUOTE]
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