Sebasg1973
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Argentina recupera el gol global
La selección de Pékerman recuerda a la campeona del mundo de 1986 capitaneada por Maradona
El Grupo H, el grupo de la muerte, le sienta bien a Argentina, que se siente divina de la muerte en los grandes compromisos, en los que hay que competir. Argentina viaja en colectivo, cantando desde las filas de atrás aquello de “ganamos, perdimos, igual nos divertimos”.
Apabulló Argentina en un primer tiempo impecable a Serbia (y lo que queda de Montenegro) para completar 45 minutos de postal. Como el segundo gol, en el que Cambiasso culminó un taconazo de Crespo precedida del mejor rondo visto en los últimos años. Superó en tiempo y estilo al cuarto gol de España a Ucrania. Inolvidable. 25 toques durante un minuto en el que los serbios miraron y no tocaron. Les faltó aplaudir.
Cronológicamente, el repaso argentino fue así: A los 6 minutos, sin tiempo para nada, Maxi Rodríguez remató con la zurda una asistencia de Saviola, que a este paso va a dejar a Messi de suplente siempre. Fue otro gol de ofensiva en bloque, de pases intencionados, de metros avanzados. Luego, amarilla a Koroman y un tímido disparo de Djordjevic, lo único ofensivo de los serbios antes del descanso.
Un gol histórico
Más adelante se lesionó muscularmente el Lucho González (Cambiaos a jugar) y tras una amarilla a Nadj, un disparo alto de Riquelme tras un nuevo ejercicio de fútbol asociación. Era el preludio de la mencionada obra de arte, el 2-0, que debe pasar al histórico de la Copa del Mundo como pasó el tanto del Diego (en la grada, con la albiceleste puesta) a Inglaterra. Fue como aquél mítico ensayo de Francia a Irlanda en el Parque de los Príncipes en un 5 naciones de rugby. Memorable.
Para cerrar el partido (que nunca estuvo abierto), Maxi anotó su segundo gol a los 41 minutos, al aprovechar un rechace del meta a disparo de Saviola, rápido, hábil, conejo. Pudo ser peor para el caos serbio si no le anulan a Crespo un gol por fuera de juego.
Tévez y Messi, 'cracks'
En el segundo tiempo, un tranxilium y a relajarse. Argentina trató de divertirse, con espuelitas y marsellesas, pero sin ritmo alto en un partido decidido. Aun así enchufaría tres más. Coser y cantar a Gardel.
Kezman completó su peor temporada como profesional con la tarjeta roja que le mostró de manera rigurosa Rosetti: árbitro+italiano=sospechoso. Se fue Milosevic (intrascendente en su partido 100) y salieron al campo el Apache Tévez y Messi, que en pocos instantes la armó con la asistencia del cuarto gol, de Crespo, del Valdanito, de uno de los mejores 9 del mundo. Remató el duelo Tévez, con un 5-0 que superaba ya la goleada española, y lo reventó Messi con el set en blanco.
Así es Argentina. Sus suplentes son casi mejores. Ya ha ganado dos partidos, piensa en octavos y en Berlín. De momento se lo ha ganado. Serbia, en cambio, pasará la habitual convulsión de las selecciones del este de Europa cuando fracasan. El seleccionador que huirá, jugadores que no volverán más... La otra cara.
La selección de Pékerman recuerda a la campeona del mundo de 1986 capitaneada por Maradona
El Grupo H, el grupo de la muerte, le sienta bien a Argentina, que se siente divina de la muerte en los grandes compromisos, en los que hay que competir. Argentina viaja en colectivo, cantando desde las filas de atrás aquello de “ganamos, perdimos, igual nos divertimos”.
Apabulló Argentina en un primer tiempo impecable a Serbia (y lo que queda de Montenegro) para completar 45 minutos de postal. Como el segundo gol, en el que Cambiasso culminó un taconazo de Crespo precedida del mejor rondo visto en los últimos años. Superó en tiempo y estilo al cuarto gol de España a Ucrania. Inolvidable. 25 toques durante un minuto en el que los serbios miraron y no tocaron. Les faltó aplaudir.
Cronológicamente, el repaso argentino fue así: A los 6 minutos, sin tiempo para nada, Maxi Rodríguez remató con la zurda una asistencia de Saviola, que a este paso va a dejar a Messi de suplente siempre. Fue otro gol de ofensiva en bloque, de pases intencionados, de metros avanzados. Luego, amarilla a Koroman y un tímido disparo de Djordjevic, lo único ofensivo de los serbios antes del descanso.
Un gol histórico
Más adelante se lesionó muscularmente el Lucho González (Cambiaos a jugar) y tras una amarilla a Nadj, un disparo alto de Riquelme tras un nuevo ejercicio de fútbol asociación. Era el preludio de la mencionada obra de arte, el 2-0, que debe pasar al histórico de la Copa del Mundo como pasó el tanto del Diego (en la grada, con la albiceleste puesta) a Inglaterra. Fue como aquél mítico ensayo de Francia a Irlanda en el Parque de los Príncipes en un 5 naciones de rugby. Memorable.
Para cerrar el partido (que nunca estuvo abierto), Maxi anotó su segundo gol a los 41 minutos, al aprovechar un rechace del meta a disparo de Saviola, rápido, hábil, conejo. Pudo ser peor para el caos serbio si no le anulan a Crespo un gol por fuera de juego.
Tévez y Messi, 'cracks'
En el segundo tiempo, un tranxilium y a relajarse. Argentina trató de divertirse, con espuelitas y marsellesas, pero sin ritmo alto en un partido decidido. Aun así enchufaría tres más. Coser y cantar a Gardel.
Kezman completó su peor temporada como profesional con la tarjeta roja que le mostró de manera rigurosa Rosetti: árbitro+italiano=sospechoso. Se fue Milosevic (intrascendente en su partido 100) y salieron al campo el Apache Tévez y Messi, que en pocos instantes la armó con la asistencia del cuarto gol, de Crespo, del Valdanito, de uno de los mejores 9 del mundo. Remató el duelo Tévez, con un 5-0 que superaba ya la goleada española, y lo reventó Messi con el set en blanco.
Así es Argentina. Sus suplentes son casi mejores. Ya ha ganado dos partidos, piensa en octavos y en Berlín. De momento se lo ha ganado. Serbia, en cambio, pasará la habitual convulsión de las selecciones del este de Europa cuando fracasan. El seleccionador que huirá, jugadores que no volverán más... La otra cara.