La Ley de Pancho
Por Carlos Romero
Para hacerle mérito a la discusión que enturbió el tema desde un principio, la llamada “Ley de Blanqueo” necesitaba ser “estrenada” por alguien a la altura de la polémica. Sin dudas, a Pancho Dotto ese traje no le queda grande. Se lo probó el 2 de febrero pasado, cuando la estadística no oficial registró al conocido manager de modelos como el primero en presentarse ante la Justicia federal para sacarles jugo a algunos de los beneficios incluidos en esa flamante norma, la misma que desató tantas críticas por parte de la oposición como explicaciones exigió al gobierno nacional, que incluso tuvo que brindarlas fronteras afuera.
A través de sus representantes legales, Pancho invocó la letra de esta ley –que junto al blanqueo de capitales abrió una amplia y generosa moratoria impositiva– en el marco de una causa penal contra una de sus empresas, Dotto Models S.A., originada en una denuncia de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), que tiempo atrás y durante una inspección detectó irregularidades tributarias en la agencia. El empresario –que entre sus pupilas top cuenta a Pampita, Dolores Barreiro y Liz Solari– también planea usar el mismo beneficio con la docena de embargos que tiene en otra de sus firmas, Pancho Dotto y Asociados S.A. En ese caso, las acciones van a cuenta de la AFIP, el fisco bonaerense y la Dirección General de Ingresos Públicos.
Lejos de estas cuestiones técnicas y más abocado al hipnótico y lucrativo desfilar de las modelos que regentea, en su primer contacto con Veintitrés, Dotto aseguró no estar al tanto y hasta se mostró sorprendido de lo que sucedía en el despacho de Javier López Biscayart, titular del Juzgado Nacional en lo Penal Tributario Nº 1 y encargado de llevar la causa de la AFIP contra Dotto Models S.A. “No tengo la menor idea de quién es López Biscayart”, dijo el representante y, expeditivo, prefirió derivar la cuestión a su contador. Antes, se tomó unos minutos para hacer catarsis sobre el trato que le dispensan los medios. “Hace veinticinco años que tengo que salir a laburar para mantener mi negocio, para pagar el sueldo de mis modelos. Sé que, por ser un personaje mediático, me atraso quince días con algo y se arma un despelote infernal. No sé lo de este juez, porque la verdad esa parte no la manejo, pero si hay algo que se debe, se va a pagar.”
–También hay varios embargos por temas tributarios en otra de sus empresas, Pancho Dotto y Asociados.
–Yo lo que te digo es vamos por parte. Llamo a mi contador y a mi abogado, te llamo y te cuento. ¿Ok?
Pancho 1. El 4 de febrero pasado, Dotto se encontraba en Punta del Este. Esas playas uruguayas son la tierra –o, mejor dicho, la arena– prometida de las pasarelas, las modelos y los managers. Ese mismo día debía presentarse en un escenario mucho menos atractivo: el despacho del juez López Biscayart, donde tenía que prestar declaración testimonial. Para evitar el viaje, dos días antes, uno de sus abogados interpuso un escrito salvador ante el magistrado. En resumidas cuentas, invocaba los beneficios contemplados en la Ley de Blanqueo referidos al plan de pagos impositivos y la condonación de sanciones.
El contador del empresario, Juan José Ferreiro, argumentó que en el caso del juicio que pesa sobre Dotto Models S.A., “se trata de una acción penal meramente sancionatoria, pero no se persigue que se pague algo. La imputación de la denuncia hecha por el fisco es por pagar tarde, no para evitar pagar. De esta causa penal, por lo menos, no debe nada”. Ferreiro sostuvo que “la ley dice que la acción penal se debe suspender cuando uno entra en el plan de pagos, y que si termina de pagar, se extingue”. Por eso, desde su lectura, “como Dotto no debe nada, la acción se debería extinguir directamente de pleno derecho”. En síntesis, Dotto no se plegó a la normativa impulsada por el kirchnerismo para blanquear billetes traídos de algún paraíso fiscal, sino para solucionar los problemas que arrastra con el fisco, cuando entre agosto de 2004 y principios de 2008, la DGI investigó a fondo en su agencia. El resultado fue que, en determinados años, las ganancias de las modelos fueron liquidadas fuera de término. “Cuatro períodos, y el que más tarde se pagó fueron 30 días corridos. Sobre eso hicieron una denuncia penal”, se quejó el contador.
Pancho 2. Pancho Dotto y Asociados es la sociedad anónima con la que el empresario llevaba sus negocios antes de centralizarlos en Dotto Models. Al cierre de esta nota y según los registros públicos, aquella primera compañía acumulaba 13 embargos. De ellos, 12 figuraban como aún no levantados y por un monto de 373.846 pesos, incluidos intereses. De esos embargos, seis son de la DGI, cinco de la AFIP y uno, el más oneroso, del fisco bonaerense.
Para resolver el “rojo” de esta empresa, que hace seis años no tiene actividad, Dotto también planea sumarse a la moratoria y a la condonación de intereses que propone la Ley de Blanqueo. “Esa sociedad se va a regularizar en este plan de pagos. Unos diez años atrás, como mínimo, tuvo un juicio por una multa de la AFIP que está pendiente de pago. Por ese entonces, se dejó de trabajar con esta firma y se pasó a operar con Dotto Models, pero por un tema societario, no por la deuda. Nosotros veníamos esperando que saliera una moratoria como esta, que no se da desde 2001”, admitió Ferreiro. “Porque si usted esto lo aprovecha con este tipo de sociedades, las puede poner al día mucho más barato de lo que en el régimen normal”, continuó explicando el contador, para quien su cliente más mediático no es del tipo que evada impuestos: “Por 25 años, Dotto manejó plata de modelos, y mucha plata. Si fuese un evasor, no hubiese durado en el mercado. Tiene relaciones de años con montones de modelos y les rindió cuentas a todas. Nadie puede decir que Dotto no paga”.
–Y los embargos, ¿de qué son fruto?
–Debería revisarlos para ver cada uno de esos casos. Por ejemplo, en un caso tiene un sumario de 20 mil pesos por una notificación que fue trucha. Pero vamos a regularizar todo. La realidad es que hace tiempo que se está esperando un plan como este.
–Los registros públicos dicen que se debe más de 373 mil pesos.
–Me parece una suma disparatada para una sociedad que hace seis años no tiene movimientos. Pero si son intereses, con esta nueva ley se reducen.
–El mayor embargo es uno de la provincia de Buenos Aires, por 136.657 pesos.
–¿Cómo una sociedad que no trabaja hace seis años le debe a la provincia 136 mil pesos? Honestamente, no fui notificado y no sé de lo que están hablando. Creo que ese juicio está duplicado, porque acá –por el Veraz– aparece como levantado un juicio por la mitad de esa cifra, pero Dotto no lo pagó. En mi opinión, la provincia volvió a meter otro juicio por la misma plata y duplicó la cifra. Pero, como dije, si se debe, se va pagar. Esto tiene que quedar claro.
Así las cosas, es cuestión de tiempo para que el manager haga uso de la Ley de Blanqueo. Y más allá de la causa que se sigue en la Justicia, pero que él no sigue demasiado de cerca, Dotto cree que si esta norma ayuda a capear el temporal, bienvenida sea. “Si sirve para paliar la situación económica que vive el mundo, me parece correcta”, dijo Pancho, sin perder la calma.
Fuente: Revista Veintitres
Por Carlos Romero
Para hacerle mérito a la discusión que enturbió el tema desde un principio, la llamada “Ley de Blanqueo” necesitaba ser “estrenada” por alguien a la altura de la polémica. Sin dudas, a Pancho Dotto ese traje no le queda grande. Se lo probó el 2 de febrero pasado, cuando la estadística no oficial registró al conocido manager de modelos como el primero en presentarse ante la Justicia federal para sacarles jugo a algunos de los beneficios incluidos en esa flamante norma, la misma que desató tantas críticas por parte de la oposición como explicaciones exigió al gobierno nacional, que incluso tuvo que brindarlas fronteras afuera.
A través de sus representantes legales, Pancho invocó la letra de esta ley –que junto al blanqueo de capitales abrió una amplia y generosa moratoria impositiva– en el marco de una causa penal contra una de sus empresas, Dotto Models S.A., originada en una denuncia de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), que tiempo atrás y durante una inspección detectó irregularidades tributarias en la agencia. El empresario –que entre sus pupilas top cuenta a Pampita, Dolores Barreiro y Liz Solari– también planea usar el mismo beneficio con la docena de embargos que tiene en otra de sus firmas, Pancho Dotto y Asociados S.A. En ese caso, las acciones van a cuenta de la AFIP, el fisco bonaerense y la Dirección General de Ingresos Públicos.
Lejos de estas cuestiones técnicas y más abocado al hipnótico y lucrativo desfilar de las modelos que regentea, en su primer contacto con Veintitrés, Dotto aseguró no estar al tanto y hasta se mostró sorprendido de lo que sucedía en el despacho de Javier López Biscayart, titular del Juzgado Nacional en lo Penal Tributario Nº 1 y encargado de llevar la causa de la AFIP contra Dotto Models S.A. “No tengo la menor idea de quién es López Biscayart”, dijo el representante y, expeditivo, prefirió derivar la cuestión a su contador. Antes, se tomó unos minutos para hacer catarsis sobre el trato que le dispensan los medios. “Hace veinticinco años que tengo que salir a laburar para mantener mi negocio, para pagar el sueldo de mis modelos. Sé que, por ser un personaje mediático, me atraso quince días con algo y se arma un despelote infernal. No sé lo de este juez, porque la verdad esa parte no la manejo, pero si hay algo que se debe, se va a pagar.”
–También hay varios embargos por temas tributarios en otra de sus empresas, Pancho Dotto y Asociados.
–Yo lo que te digo es vamos por parte. Llamo a mi contador y a mi abogado, te llamo y te cuento. ¿Ok?
Pancho 1. El 4 de febrero pasado, Dotto se encontraba en Punta del Este. Esas playas uruguayas son la tierra –o, mejor dicho, la arena– prometida de las pasarelas, las modelos y los managers. Ese mismo día debía presentarse en un escenario mucho menos atractivo: el despacho del juez López Biscayart, donde tenía que prestar declaración testimonial. Para evitar el viaje, dos días antes, uno de sus abogados interpuso un escrito salvador ante el magistrado. En resumidas cuentas, invocaba los beneficios contemplados en la Ley de Blanqueo referidos al plan de pagos impositivos y la condonación de sanciones.
El contador del empresario, Juan José Ferreiro, argumentó que en el caso del juicio que pesa sobre Dotto Models S.A., “se trata de una acción penal meramente sancionatoria, pero no se persigue que se pague algo. La imputación de la denuncia hecha por el fisco es por pagar tarde, no para evitar pagar. De esta causa penal, por lo menos, no debe nada”. Ferreiro sostuvo que “la ley dice que la acción penal se debe suspender cuando uno entra en el plan de pagos, y que si termina de pagar, se extingue”. Por eso, desde su lectura, “como Dotto no debe nada, la acción se debería extinguir directamente de pleno derecho”. En síntesis, Dotto no se plegó a la normativa impulsada por el kirchnerismo para blanquear billetes traídos de algún paraíso fiscal, sino para solucionar los problemas que arrastra con el fisco, cuando entre agosto de 2004 y principios de 2008, la DGI investigó a fondo en su agencia. El resultado fue que, en determinados años, las ganancias de las modelos fueron liquidadas fuera de término. “Cuatro períodos, y el que más tarde se pagó fueron 30 días corridos. Sobre eso hicieron una denuncia penal”, se quejó el contador.
Pancho 2. Pancho Dotto y Asociados es la sociedad anónima con la que el empresario llevaba sus negocios antes de centralizarlos en Dotto Models. Al cierre de esta nota y según los registros públicos, aquella primera compañía acumulaba 13 embargos. De ellos, 12 figuraban como aún no levantados y por un monto de 373.846 pesos, incluidos intereses. De esos embargos, seis son de la DGI, cinco de la AFIP y uno, el más oneroso, del fisco bonaerense.
Para resolver el “rojo” de esta empresa, que hace seis años no tiene actividad, Dotto también planea sumarse a la moratoria y a la condonación de intereses que propone la Ley de Blanqueo. “Esa sociedad se va a regularizar en este plan de pagos. Unos diez años atrás, como mínimo, tuvo un juicio por una multa de la AFIP que está pendiente de pago. Por ese entonces, se dejó de trabajar con esta firma y se pasó a operar con Dotto Models, pero por un tema societario, no por la deuda. Nosotros veníamos esperando que saliera una moratoria como esta, que no se da desde 2001”, admitió Ferreiro. “Porque si usted esto lo aprovecha con este tipo de sociedades, las puede poner al día mucho más barato de lo que en el régimen normal”, continuó explicando el contador, para quien su cliente más mediático no es del tipo que evada impuestos: “Por 25 años, Dotto manejó plata de modelos, y mucha plata. Si fuese un evasor, no hubiese durado en el mercado. Tiene relaciones de años con montones de modelos y les rindió cuentas a todas. Nadie puede decir que Dotto no paga”.
–Y los embargos, ¿de qué son fruto?
–Debería revisarlos para ver cada uno de esos casos. Por ejemplo, en un caso tiene un sumario de 20 mil pesos por una notificación que fue trucha. Pero vamos a regularizar todo. La realidad es que hace tiempo que se está esperando un plan como este.
–Los registros públicos dicen que se debe más de 373 mil pesos.
–Me parece una suma disparatada para una sociedad que hace seis años no tiene movimientos. Pero si son intereses, con esta nueva ley se reducen.
–El mayor embargo es uno de la provincia de Buenos Aires, por 136.657 pesos.
–¿Cómo una sociedad que no trabaja hace seis años le debe a la provincia 136 mil pesos? Honestamente, no fui notificado y no sé de lo que están hablando. Creo que ese juicio está duplicado, porque acá –por el Veraz– aparece como levantado un juicio por la mitad de esa cifra, pero Dotto no lo pagó. En mi opinión, la provincia volvió a meter otro juicio por la misma plata y duplicó la cifra. Pero, como dije, si se debe, se va pagar. Esto tiene que quedar claro.
Así las cosas, es cuestión de tiempo para que el manager haga uso de la Ley de Blanqueo. Y más allá de la causa que se sigue en la Justicia, pero que él no sigue demasiado de cerca, Dotto cree que si esta norma ayuda a capear el temporal, bienvenida sea. “Si sirve para paliar la situación económica que vive el mundo, me parece correcta”, dijo Pancho, sin perder la calma.
Fuente: Revista Veintitres