Soldadito de plomo
Antes de su show en el Estadio Malvinas Argentinas, el líder de Motörhead habla de Malvinas, su autobiografía y su afición a las armas y las mujeres.
Una de las leyendas vivas del rock and roll.
Ese es Lemmy Kilmister quien, aunque con sus 63 años esté más cerca de la jubiliación, no claudica ni jamás se le pasó por la cabeza dejar de rockear. "No pienso parar. Me gusta ir por el mundo tocando para la gente. Amo lo que hago y creo que somos bastante buenos", dice sin modestia esa voz ronca que hoy atronará en el Estadio Cubierto Malvinas Argentinas junto a los locales de Almafuerte.
Del otro lado del teléfono, el músico da respuestas cortas y contundentes, con un enrevesado inglés y un humor ácido que te deja dudando si te respondió en serio o en joda. Ante la duda, el músico dispara esa risa aguardentosa de largas noches de bar e innumerables cigarrillos.
En su anecdotario, Lemmy tiene varios hitos: fue plomo de Jimi Hendrix, vio a The Beatles en The Cavern y tiene a Buddy Holly, Elvis Presley y Eddie Cochran en el altar de sus musas rockeras. Hoy el veterano bajista y vocalista les rinde tributo (cuando su agenda de conciertos se lo permite) tocando rockabilly y psychobilly junto a su amigo Slim Jim Phantom, baterista de Stray Cats.
Junto al violero Phill Campbell ("mi mejor amigo desde hace 25 años") y el virtuoso Mikkey Dee, dándole duro a los parches y platillos, Lemmy presentará Motorizer. "El nuevo disco habla de lo de siempre, guerras y corazones rotos", asegura.
Abandonado de pequeño, Lemmy fue criado por su madre en Gales y conoció a su padre (un sacerdote protestante) recién a los 25 años. "Está muerto, así que no importa ya", responde a puro resentimiento el inglés.
Motörhead, palabra del lunfardo estadounidense referida a los fans de la droga speed, siempre estuvo relacionada a su mascota Snaggletooth, el dibujo creado por Joe Petagno en 1977 que con sus cuernos, cadenas y pinches mutó con el paso de los años en discos como Overkill, 1916, March or Die, Bastards o Sacrifice. Y tatúa el cuerpo de miles de fans.
Lemmy, devoto de la historia bélica y sus armas, en una de sus visitas al país compró una cruz de hierro y una daga fabricada en Rosario. Y ahora se anima a opinar sobre la guerra de las Malvinas: "No entiendo por qué matamos gente por esas islas. Por mi parte no las necesito y no me hubiese molestado en pelear por ellas", asegura este fan de Dave Edmunds, MC5 y Evanescence. (¡!).
Lemmy hace memoria y asegura que el guitarrista Brian Robertson, con quien grabó Another Perfect Day (1983), fue el peor error de su carrera: "no encajaba con la banda. Lo acepté porque me lo recomendó Phil Taylor (histórico baterista del grupo)".
Kilmister sorprende al afirmar que el punto más alto en la carrera de Motörhead fue cuando tocaron en Argentina con Ramones.
- ¿Qué opinás de las bandas de rock y metal que se reúnen?
- La mayoría lo hace por el dinero. Y otras, porque no se les ocurre otra cosa mejor que hacer.
- ¿Qué les dirías a los jóvenes que se inician en la música?
- Nunca escuchen algo que no les guste sólo porque lo hacen sus amigos. Hay mucha música dando vueltas por ahí, pero en el mundo sólo hay dos clases: la que te gusta y la que no. Es simple.
- ¿Por qué escribiste tu autobiografía "White Line Fever"?
- Porque me ofrecieron plata (risas). No te la puedo contar, tenés que leerla. Si no querés comprarla, pedila prestada.
- Están filmando "Lemmy: The Movie" un documental sobre vos y la banda. ¿Participarías de un reality como Ozzy Osbourne o Gene Simmons?
- Noooo, sería muy aburrido porque vivo solo. Verme jugando videojuegos sería un programa de TV increíble (risas).
- ¿Y si te comparan como leyenda sexual junto a Gene?
- ¿Gene Simmons? ¡Díos mío! Me gustaría que me compararan con alguien mejor. Es un buen tipo, lo conozco, pero Kiss nunca me gustó demasiado.
- ¿Tenés otro hobby aparte de coleccionar armas?
- Las mujeres. En realidad, mi carrera son las mujeres. Y la música es mi hobby (risas).
Soldadito de plomo
Antes de su show en el Estadio Malvinas Argentinas, el líder de Motörhead habla de Malvinas, su autobiografía y su afición a las armas y las mujeres.
Una de las leyendas vivas del rock and roll.
Ese es Lemmy Kilmister quien, aunque con sus 63 años esté más cerca de la jubiliación, no claudica ni jamás se le pasó por la cabeza dejar de rockear. "No pienso parar. Me gusta ir por el mundo tocando para la gente. Amo lo que hago y creo que somos bastante buenos", dice sin modestia esa voz ronca que hoy atronará en el Estadio Cubierto Malvinas Argentinas junto a los locales de Almafuerte.
Del otro lado del teléfono, el músico da respuestas cortas y contundentes, con un enrevesado inglés y un humor ácido que te deja dudando si te respondió en serio o en joda. Ante la duda, el músico dispara esa risa aguardentosa de largas noches de bar e innumerables cigarrillos.
En su anecdotario, Lemmy tiene varios hitos: fue plomo de Jimi Hendrix, vio a The Beatles en The Cavern y tiene a Buddy Holly, Elvis Presley y Eddie Cochran en el altar de sus musas rockeras. Hoy el veterano bajista y vocalista les rinde tributo (cuando su agenda de conciertos se lo permite) tocando rockabilly y psychobilly junto a su amigo Slim Jim Phantom, baterista de Stray Cats.
Junto al violero Phill Campbell ("mi mejor amigo desde hace 25 años") y el virtuoso Mikkey Dee, dándole duro a los parches y platillos, Lemmy presentará Motorizer. "El nuevo disco habla de lo de siempre, guerras y corazones rotos", asegura.
Abandonado de pequeño, Lemmy fue criado por su madre en Gales y conoció a su padre (un sacerdote protestante) recién a los 25 años. "Está muerto, así que no importa ya", responde a puro resentimiento el inglés.
Motörhead, palabra del lunfardo estadounidense referida a los fans de la droga speed, siempre estuvo relacionada a su mascota Snaggletooth, el dibujo creado por Joe Petagno en 1977 que con sus cuernos, cadenas y pinches mutó con el paso de los años en discos como Overkill, 1916, March or Die, Bastards o Sacrifice. Y tatúa el cuerpo de miles de fans.
Lemmy, devoto de la historia bélica y sus armas, en una de sus visitas al país compró una cruz de hierro y una daga fabricada en Rosario. Y ahora se anima a opinar sobre la guerra de las Malvinas: "No entiendo por qué matamos gente por esas islas. Por mi parte no las necesito y no me hubiese molestado en pelear por ellas", asegura este fan de Dave Edmunds, MC5 y Evanescence. (¡!).
Lemmy hace memoria y asegura que el guitarrista Brian Robertson, con quien grabó Another Perfect Day (1983), fue el peor error de su carrera: "no encajaba con la banda. Lo acepté porque me lo recomendó Phil Taylor (histórico baterista del grupo)".
Kilmister sorprende al afirmar que el punto más alto en la carrera de Motörhead fue cuando tocaron en Argentina con Ramones.
- ¿Qué opinás de las bandas de rock y metal que se reúnen?
- La mayoría lo hace por el dinero. Y otras, porque no se les ocurre otra cosa mejor que hacer.
- ¿Qué les dirías a los jóvenes que se inician en la música?
- Nunca escuchen algo que no les guste sólo porque lo hacen sus amigos. Hay mucha música dando vueltas por ahí, pero en el mundo sólo hay dos clases: la que te gusta y la que no. Es simple.
- ¿Por qué escribiste tu autobiografía "White Line Fever"?
- Porque me ofrecieron plata (risas). No te la puedo contar, tenés que leerla. Si no querés comprarla, pedila prestada.
- Están filmando "Lemmy: The Movie" un documental sobre vos y la banda. ¿Participarías de un reality como Ozzy Osbourne o Gene Simmons?
- Noooo, sería muy aburrido porque vivo solo. Verme jugando videojuegos sería un programa de TV increíble (risas).
- ¿Y si te comparan como leyenda sexual junto a Gene?
- ¿Gene Simmons? ¡Díos mío! Me gustaría que me compararan con alguien mejor. Es un buen tipo, lo conozco, pero Kiss nunca me gustó demasiado.
- ¿Tenés otro hobby aparte de coleccionar armas?
- Las mujeres. En realidad, mi carrera son las mujeres. Y la música es mi hobby (risas).
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