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Algunos de los 638 intentos de asesinato de la CIA contra Castro


A continuación contamos algunos de los 638 intentos de asesinato que fracasaron.


Los servicios de inteligencia cubanos han contabilizado hasta el año  2007 un total de 638 intentos de asesinato contra Fidel Castro en  distintas fases de desarrollo, llegando a ejecutarse más de un centenar.


Los intentos partieron tanto del gobierno estadounidense como de  opositores cubanos. Los siguientes intentos son los que correspondieron  exclusivamente a las administraciones estadounidenses: 38 a Eisenhower,  42 a Kennedy, 72 a Johnson, 184 a Nixon, 64 a Carter, 197 a Reagan, 16 a  Bush (padre) y 21 a Clinton.


Junto a los planes de asesinato se idearon por parte de la CIA otros  intentos para afectar a su imagen ante el pueblo, como unos polvos en  los zapatos para que se le cayese la barba (que en aquellos años era un  símbolo revolucionario) o rociar un estudio de televisión con LSD para  que perdiera la compostura mientras hablaba.


En todo momento, la CIA intentó evitar que se relacionasen directamente  al gobierno de EEUU, para evitar conflictos internacionales, por lo que  llegó a recurrir a la mafia (una de las grandes perjudicadas del triunfo  de la revolución). Por ejemplo, intentaron colocar una píldora de  cianuro en un batido de chocolate, que el líder cubano tenía por  costumbre tomar en el Hotel Habana Libre. La operación debía ser  ejecutada por un camarero al servicio de la mafia cubana, que en el  último momento no fue capaz.


También trataron de aprovechar su afición al buceo utilizando un traje  de buzo envenenado, pero le acababan de regalar uno nuevo. En su  defecto, decidieron emplear explosivos con forma de moluscos con colores  llamativos, pero no encontraron moluscos suficientemente grandes.


Un intento que alcanzó publicidad a nivel internacional fue el  reclutamiento de Marita Lorenz, una ex-amante de Fidel, por parte de la  CIA para que lo envenenara. Cuando llegó hasta él, Castro le preguntó si  iba a matarlo, a lo que ella contestó que sí. Entonces Castro le dio  una pistola para que lo hiciera, pero ella fue incapaz.


Otro de los métodos más publicitados fue el empleo de puros habanos,  tanto venenosos como explosivos, empleados por su conocida afición  (hasta que dejó el tabaco en los años setenta). Otros intentos  contabilizados fueron dispararle con un bazuca mientras daba un  discurso, ametrallarlo con una falsa cámara, envenenarlo con un  bolígrafo-jeringuilla o el reciente intento de explosionar una tribuna  en el que debía dar un discurso en su visita a Panamá en 2000  (organizado por el ex-agente de la CIA Luis Posada Carriles).


En opinión de Fidel Castro (al ser preguntado en la película documental  Comandante, de Oliver Stone), la causa de su supervivencia es que los  terroristas eran mercenarios que tenían miedo a morir si ejecutaban el  asesinato, o a no disfrutar la recompensa.


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