Acabo de leer un artículo periodístico acerca del caso del guía de montaña fallecido en el Cerro Aconcagua, que tomó repercusión a nivel nacional por la aparición de un video de apenas unos minutos de duración donde se lo ve al andinista Federico Campanini agonizando, en los momentos previos a su deceso.
Mucho se ha dicho en los medios locales, y casi todo desde el desconocimiento. Por eso me pareció oportuno compartir con ustedes esta nota.
Campanini: lo que pasó en el cerro y lo que pasó en el llano
Nicolás García ha sido periodista por 20 años, y ahora trabaja como prestador de servicios en la montaña mendocina. En esta carta abierta Nicolás describe qué pasó con Federico Campanini y apunta a la cobertura mediática de canales porteños."Creo que el comportamiento de algunos presentadores de noticias en la TV genera más confusión que información", dice el comunicador y andinista.
En la montaña, una sucesión de cuestiones subjetivas (decisiones humanas) debilitaron el margen de seguridad de un grupo, a más de 6.000 metros en el Aconcagua. También factores objetivos (clima) resultaron adversos, y la combinación desató un daño que rápidamente se convirtió en tragedia.
El mecanismo de respuesta previsto por la autoridad de aplicación en el Parque Aconcagua (Dirección de Recursos Naturales, depende de la Secretaría de Medio Ambiente) y la colaboración de privados no lograron salvar dos vidas, y sí pudieron poner a salvo a tres pesonas.
Las consideraciones técnicas de un procedimiento tan delicado (muchas vidas en juego) me parece que deben dirimirlas los expertos, aunque sí ante el ojo público; nada que esconder, nada tan complicado que no se pueda rendir cuentas al respecto.
Cuestiones como el lapso de tiempo entre el daño y el rescate, la logística e infraestructura disponibles, coordinación e idoneidad del recurso humano, la diferencia entre el ingreso y la inversión de fondos en el Aconcagua, son preguntas que todos nos hacemos. Los involucrados en el trabajo en la montaña y todas las personas impactadas por el tremendo segmento de video difundido.
Pero las respuestas deben venir de voces autorizadas y de hechos estudiados. En este caso tan conmocionante, esas voces, que por algún motivo siempre se reservan al ámbito privado, deberían salir a decir lo suyo. Sino en el espacio público queda el vacío, que para los medios no existe por definición: entonces ese lugar lo llenan los "opinators", los ocupantes del aire y los malintencionados, que buscan pescar en el río revuelto.
Así, he visto con pena cómo ¿inperiodistas? ¿aperiodistas?, de gomina y boca grandota, interpelan a personas que expusieron su vida por ayudar. No es una frase hecha. Hablo de los voluntarios, es decir los guías y porteadores que trabajan en Aconcagua, y corrieron a ayudar. Más allá de si les dieron o si tenían equipo de socorristas, dejaron su trabajo y subieron a una montaña de 7.400 metros (la cumbre de 6.962, más los 400m que tuvieron que remontar tras bajar por la otra cara del cerro), ¡con mal tiempo!
La situación entonces: cuatro voluntarios a 6.700 metros, con temporal y a las 7 de la tarde, tras una jornada durísima, que hay que vivir en carne propia para entender, con un trecho largo de subida hasta la cumbre y descenso hasta la seguridad del campamento por delante, sin carpa y con las extremidades enfriadas de tanto estar quietos; con suficiente experiencia en altura como para saber las potenciales consecuencias de una exposición así. ¡Todas las alarmas del cuerpo y el cerebro gritan "retirada, retirada, retirada"!
Por otro lado están los dos integrantes de la Patrulla de Rescate de la Policía, que dirigieron el rescate: José “Pachacho” Altamirano y el que realizó la filmación.
Altamirano es un uspallatino que ha pasado su vida en el cerro. De las 6 u 8 veces que fui al Parque Aconcagua, el Pachacho siempre estaba del campamento base para arriba, siempre en la altura. No sé cuántas vidas habrá salvado, porque es reservado para hablar de eso, pero deben ser algunas decenas.
Si en esta tragedia le cabe alguna responsabilidad, como oficial con cargo en la patrulla, o por sus decisiones en el rescate, que lo determine un análisis técnico (que espero tenga en cuenta la muy desafortunada órden que dio el superior de Altamirano en la patrulla, Armando Párraga: ‘Que muera un oficial antes que el guía’. Esto contradice de plano lo que indican los cursos más elementales de socorrismo, que privilegian la seguridad de los rescatistas).
Pero no creo que aporte nada a la verdad, ni que mitigue el dolor, la condena desaforada, fácil de sentenciar desde un estudio con aire acondiconado y muy lejos de la realidad.
He sido periodista por un montón de años, y ahora trabajo como prestador de servicios en la montaña mendocina. Y la verdad es que si me veo involucrado en algún hecho noticioso, espero que no me toque caer en la boca de los opinólogos; en cambio si me toca tener algún problema en el cerro, espero que el Pachacho, los guías y los porteadores que intentaron salvar la vida de Federico Campanini estén cerca para darme una mano.
Nicolás García
DNI 18.404.013
Fuente: MDZ Online - link a la nota
Mucho se ha dicho en los medios locales, y casi todo desde el desconocimiento. Por eso me pareció oportuno compartir con ustedes esta nota.
Campanini: lo que pasó en el cerro y lo que pasó en el llano
Nicolás García ha sido periodista por 20 años, y ahora trabaja como prestador de servicios en la montaña mendocina. En esta carta abierta Nicolás describe qué pasó con Federico Campanini y apunta a la cobertura mediática de canales porteños."Creo que el comportamiento de algunos presentadores de noticias en la TV genera más confusión que información", dice el comunicador y andinista.
En la montaña, una sucesión de cuestiones subjetivas (decisiones humanas) debilitaron el margen de seguridad de un grupo, a más de 6.000 metros en el Aconcagua. También factores objetivos (clima) resultaron adversos, y la combinación desató un daño que rápidamente se convirtió en tragedia.
El mecanismo de respuesta previsto por la autoridad de aplicación en el Parque Aconcagua (Dirección de Recursos Naturales, depende de la Secretaría de Medio Ambiente) y la colaboración de privados no lograron salvar dos vidas, y sí pudieron poner a salvo a tres pesonas.
Las consideraciones técnicas de un procedimiento tan delicado (muchas vidas en juego) me parece que deben dirimirlas los expertos, aunque sí ante el ojo público; nada que esconder, nada tan complicado que no se pueda rendir cuentas al respecto.
Cuestiones como el lapso de tiempo entre el daño y el rescate, la logística e infraestructura disponibles, coordinación e idoneidad del recurso humano, la diferencia entre el ingreso y la inversión de fondos en el Aconcagua, son preguntas que todos nos hacemos. Los involucrados en el trabajo en la montaña y todas las personas impactadas por el tremendo segmento de video difundido.
Pero las respuestas deben venir de voces autorizadas y de hechos estudiados. En este caso tan conmocionante, esas voces, que por algún motivo siempre se reservan al ámbito privado, deberían salir a decir lo suyo. Sino en el espacio público queda el vacío, que para los medios no existe por definición: entonces ese lugar lo llenan los "opinators", los ocupantes del aire y los malintencionados, que buscan pescar en el río revuelto.
Así, he visto con pena cómo ¿inperiodistas? ¿aperiodistas?, de gomina y boca grandota, interpelan a personas que expusieron su vida por ayudar. No es una frase hecha. Hablo de los voluntarios, es decir los guías y porteadores que trabajan en Aconcagua, y corrieron a ayudar. Más allá de si les dieron o si tenían equipo de socorristas, dejaron su trabajo y subieron a una montaña de 7.400 metros (la cumbre de 6.962, más los 400m que tuvieron que remontar tras bajar por la otra cara del cerro), ¡con mal tiempo!
La situación entonces: cuatro voluntarios a 6.700 metros, con temporal y a las 7 de la tarde, tras una jornada durísima, que hay que vivir en carne propia para entender, con un trecho largo de subida hasta la cumbre y descenso hasta la seguridad del campamento por delante, sin carpa y con las extremidades enfriadas de tanto estar quietos; con suficiente experiencia en altura como para saber las potenciales consecuencias de una exposición así. ¡Todas las alarmas del cuerpo y el cerebro gritan "retirada, retirada, retirada"!
Por otro lado están los dos integrantes de la Patrulla de Rescate de la Policía, que dirigieron el rescate: José “Pachacho” Altamirano y el que realizó la filmación.
Altamirano es un uspallatino que ha pasado su vida en el cerro. De las 6 u 8 veces que fui al Parque Aconcagua, el Pachacho siempre estaba del campamento base para arriba, siempre en la altura. No sé cuántas vidas habrá salvado, porque es reservado para hablar de eso, pero deben ser algunas decenas.
Si en esta tragedia le cabe alguna responsabilidad, como oficial con cargo en la patrulla, o por sus decisiones en el rescate, que lo determine un análisis técnico (que espero tenga en cuenta la muy desafortunada órden que dio el superior de Altamirano en la patrulla, Armando Párraga: ‘Que muera un oficial antes que el guía’. Esto contradice de plano lo que indican los cursos más elementales de socorrismo, que privilegian la seguridad de los rescatistas).
Pero no creo que aporte nada a la verdad, ni que mitigue el dolor, la condena desaforada, fácil de sentenciar desde un estudio con aire acondiconado y muy lejos de la realidad.
He sido periodista por un montón de años, y ahora trabajo como prestador de servicios en la montaña mendocina. Y la verdad es que si me veo involucrado en algún hecho noticioso, espero que no me toque caer en la boca de los opinólogos; en cambio si me toca tener algún problema en el cerro, espero que el Pachacho, los guías y los porteadores que intentaron salvar la vida de Federico Campanini estén cerca para darme una mano.
Nicolás García
DNI 18.404.013
Fuente: MDZ Online - link a la nota
Última edición: