Chico de 13 años descubre el Walkman y comparte sus experiencias con la generación iPod
¿Cómo se sentirán los alienígenas cuando descubran los restos de nuestra civilización una vez que todo el mundo se haya mudado a la Luna? Pues a lo mejor un poco como Scott Campbell. Este muchacho de 13 años fue objeto de un curioso experimento realizado por la BBC. El jovenzuelo, acostumbrado como cualquier otro chico de su edad a los últimos avances digitales, recibió uno de los míticos Walkman de Sony para que viviera con él durante unos días, contándole que, en tiempos, ese ladrillo ya pieza de coleccionistas, fue el equivalente al iPod de hoy en día. No es necesario decir que el shock fue importante.
Campbell, en primer lugar, se sorprendió por el aburrido color exterior del aparato. Acostumbrado al arco iris de cualquier reproductor moderno, el gris utilizado por Sony lo dejó un poco fuera de onda, casi tanto como a la gente que se encontraba en las tiendas, que "lo miraban raro", con "una mezcla de sorpresa y curiosidad" que le hacía sentir "un poco avergonzado". Naturalmente los controles también supusieron un problema. "Me llevó tres días adivinar que la cinta tenía una segunda cara. Ese no fue mi único error inocente; confundí el interruptor "metal/normal" por un ecualizador para el tipo de música, pero después descubrí que servía para cambiar entre distintos tipos de cinta". Ah, qué tiempos.
Eso sí, los botones mecánicos son mucho más satisfactorios que los controles táctiles de ahora, y qué vamos a decir de las dos salidas de audio para compartir la música con tus amigos. Unas canciones con un siseo evidente, que hacía que sonaran "significativamente distintas" a las almacenadas en su reproductor MP3. Aún no había llegado la famosa tecnología de reducción de ruido de Dolby, más tarde utilizada en los radiocasettes de bolsillo de Sony y otros fabricantes.
En fin, que la experiencia fue enriquecedora, aunque no tan satisfactoria como la que tuvimos muchos de nosotros cuando recibimos nuestro primer Walkman. Se ve que eso de dejar pulsado el botón de rebobinar para activar el "modo shuffle" casero ya no se lleva, como tampoco tener que meter un Bic en las ruedas de las cintas cuando el motor del aparato decidía que ya había trabajado bastante (o simplemente querías ahorrar pilas). De todas formas, nos gusta su conclusión: a pesar de los inconvenientes, tener "música portátil es mejor que no tener música de ninguna clase". En eso todos podemos estar de acuerdo.
No se sienten viejos ??? :lol:
¿Cómo se sentirán los alienígenas cuando descubran los restos de nuestra civilización una vez que todo el mundo se haya mudado a la Luna? Pues a lo mejor un poco como Scott Campbell. Este muchacho de 13 años fue objeto de un curioso experimento realizado por la BBC. El jovenzuelo, acostumbrado como cualquier otro chico de su edad a los últimos avances digitales, recibió uno de los míticos Walkman de Sony para que viviera con él durante unos días, contándole que, en tiempos, ese ladrillo ya pieza de coleccionistas, fue el equivalente al iPod de hoy en día. No es necesario decir que el shock fue importante.
Campbell, en primer lugar, se sorprendió por el aburrido color exterior del aparato. Acostumbrado al arco iris de cualquier reproductor moderno, el gris utilizado por Sony lo dejó un poco fuera de onda, casi tanto como a la gente que se encontraba en las tiendas, que "lo miraban raro", con "una mezcla de sorpresa y curiosidad" que le hacía sentir "un poco avergonzado". Naturalmente los controles también supusieron un problema. "Me llevó tres días adivinar que la cinta tenía una segunda cara. Ese no fue mi único error inocente; confundí el interruptor "metal/normal" por un ecualizador para el tipo de música, pero después descubrí que servía para cambiar entre distintos tipos de cinta". Ah, qué tiempos.
Eso sí, los botones mecánicos son mucho más satisfactorios que los controles táctiles de ahora, y qué vamos a decir de las dos salidas de audio para compartir la música con tus amigos. Unas canciones con un siseo evidente, que hacía que sonaran "significativamente distintas" a las almacenadas en su reproductor MP3. Aún no había llegado la famosa tecnología de reducción de ruido de Dolby, más tarde utilizada en los radiocasettes de bolsillo de Sony y otros fabricantes.
En fin, que la experiencia fue enriquecedora, aunque no tan satisfactoria como la que tuvimos muchos de nosotros cuando recibimos nuestro primer Walkman. Se ve que eso de dejar pulsado el botón de rebobinar para activar el "modo shuffle" casero ya no se lleva, como tampoco tener que meter un Bic en las ruedas de las cintas cuando el motor del aparato decidía que ya había trabajado bastante (o simplemente querías ahorrar pilas). De todas formas, nos gusta su conclusión: a pesar de los inconvenientes, tener "música portátil es mejor que no tener música de ninguna clase". En eso todos podemos estar de acuerdo.
No se sienten viejos ??? :lol: