Sebasg1973
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"Esto es sólo un hasta luego"
Recibió consejos de Bianchi, le agradeció a los hinchas y dijo: "me voy de Boca, pero lo llevaré por siempre en el corazón"
"Llegó el día... Hace casi diez años que vengo todos los días a la mañana acá, estoy con mis compañeros, los utileros, la gente del departamento de fútbol, los hinchas..., y es una rutina que no haré más. ¿Vos sabés lo que siento? Nostalgia. Ya estoy extrañando todo. Pero hay etapas, se cortan las cosas..., y la vida continúa." La frase entrecortada de Guillermo Barros Schelotto a LA NACION, ayer por la mañana en la intimidad del vestuario de Casa Amarilla, hizo imaginar que ese sería el principio de una jornada emotiva. El Mellizo, reacio para demostrar sus sentimientos en público, lució conmovido. Porque luego de varios días de silencio e indecisión, el máximo símbolo xeneize de la última década anunció su traspaso a Columbus Crew, de los Estados Unidos. Por ello, melancólico, el atacante saludó a cada empleado del club, desde "el portero al hombre que lustra los botines", recibió el agradecimiento de cientos de simpatizantes que acercaron al predio y brindó una conferencia donde dio detalles.
Nadie que haya seguido las circunstancias del fútbol argentino durante los últimos 17 años puede desconocer de quién se trata cuando se habla de Guillermo. Ese N° 7 pícaro, gestor de diversas hazañas, que no necesita apellido para ser reconocido, firmó un vínculo hasta diciembre próximo, con opción a uno más, a cambio de una cifra similar a la que gana en Boca (350.000 dólares anuales), pero que no trascendió. "¿Dónde me voy a retirar? Uno no sabe cuánto tiempo más va a jugar. Quiero aclarar que ganaré prácticamente el mismo dinero que en Boca, lo aclaro porque después la DGI se la agarra conmigo (sonríe). No sé, voy a ver qué hago en diciembre. Todavía no lo resolví, cuando no juegue más al fútbol lo diré en ese momento. No lo voy a planificar."
Luego de arreglar los últimos detalles con el conjunto de Ohio, Barros Schelotto regresará a nuestro país y frente a Racing, el 29 del actual, en la Bombonera, será homenajeado por hinchas y dirigentes.
En las ultimas temporadas, su magullado estado atlético, la explosión de Rodrigo Palacio y la apatía de los entrenadores de turno, lo mantuvieron casi al margen de la competencia. La fidelidad de sus compañeros, el amor eterno de los simpatizantes y alguna que otra novelesca aparición, lo mantuvieron vivo. Pero a punto de cumplir 34 años, su paciencia dijo basta. "Lo más importante de todo, lo que hizo que me sintiera cómodo pese a no jugar, fue algo que me enseñaron cuando llegué: que Boca tenía que estar por encima de todo", reveló, con altura y educación.
-¿Es uno de tus días más tristes?
-Yo estoy feliz por haber jugado diez años en Boca. Nunca me imaginé vivir lo que viví. Fui muy feliz. Estoy muy contento por haber ganado tantas cosas y recorrido el mundo. Se da una situación distinta, porque no es que paso a un club de Europa; voy a una liga que está creciendo, llevando figuras de todo el mundo y veré qué pasa. Estoy muy feliz por haber jugado diez años en Boca.
-¿Qué te terminó de decidir?
-Ya tenía esta idea... Dije que quería jugar el clásico y que después podría contestar, que antes no y me convencí después del clásico (actuó sólo cinco minutos). Es obvio que si yo hubiese sido titular no hubiera pensado la posibilidad de irme. Pero como venían las cosas tomé la decisión de salir y punto. Nadie tiene la culpa. Nadie intervino. Lo que decido yo, lo hago yo. Más allá de los consejos que le pude pedir a la gente de mi entorno, a mis hermanos, mi mujer, a Mauricio Macri, que en estos últimos 20 días lo torturé por teléfono y reuniones, y a algún técnico que he tenido (por Carlos Bianchi). Los motivos por los cuales me voy son míos, nadie hizo nada para que me vaya. El hecho de no haber jugado en los últimos tiempos jugó en mi cabeza, es cierto. Lo más importante es Boca y en algunos partidos la gente se iba más enojada porque yo no jugaba que por el resultado negativo del equipo y me parece que todos tenemos que estar pendientes de cómo juega Boca y no de quiénes lo hacen. Me parece que es lo mejor para Boca también. No sólo para mí.
-Teniendo en cuenta que era tu despedida, ¿pensás que merecías más minutos frente a River?
-Yo no sabía que esa iba a ser mi despedida. Mi felicidad pasa por haber jugado diez años en Boca. El afecto de la gente no lo olvidaré jamás. Pocos viven día a día lo que a mí me toca con el hincha en cada entrenamiento o en la calle. Eso no lo olvidaré jamás. Me voy de Boca, pero lo llevaré por siempre en el corazón.
-¿Tu presencia era una presión para el actual cuerpo técnico?
-Cada técnico tiene la libertad de trabajar. Nunca presioné a nadie por jugar. Al técnico le irá bien o mal por lo que sepa. Que yo siguiera o no, no tiene demasiada relación con el resultado de este equipo. Sin dudas, Boca va a ser campeón del torneo o la Copa Libertadores.
Dentro del campo, un demonio, un provocador natural, hacía enojar pero no se ponía nervioso, nunca pasó inadvertido. Las piernas flaquitas y las medias bajas, enganchadas con las canilleras; caños, pases inesperados, desequilibrio puro, se adjudicó un lugar de privilegio en la galería de los ídolos. Fuera del terreno, un hombre respetuoso, que le pudo haber armado diversos escándalos a los DT que no lo querían, pero su nobleza no se lo permitió. Cuánto mal le hará a la esencia del fútbol argentino que ya no esté. Se extrañará su astucia. El grito/himno xeneize ´Guilleeermo, Guilleeermo quedará archivado en lo más profundo de la Bombonera, por lo menos, hasta que regrese, seguramente como técnico. "Estaré siempre agradecido a Boca. Hoy digo adiós, pero esto es sólo un hasta luego", prometió Guillermo, el último gran rebelde.
300 partidos jugó el Mellizo en Boca entre locales (212) e internacionales (88).
86 goles marcó con la camiseta azul y oro: 62 locales y 24 internacionales.
15 títulos ganó: Apertura 98, 2000, 2003 y 2005, Libertadores 2000, 2001 y 2003, Clausura 99 y 2006, Copa Europea- Sudamericana 2000 y 2003; Recopa 2005 y 2006; Copa Sudamericana 2004 y 2005.
Recibió consejos de Bianchi, le agradeció a los hinchas y dijo: "me voy de Boca, pero lo llevaré por siempre en el corazón"
"Llegó el día... Hace casi diez años que vengo todos los días a la mañana acá, estoy con mis compañeros, los utileros, la gente del departamento de fútbol, los hinchas..., y es una rutina que no haré más. ¿Vos sabés lo que siento? Nostalgia. Ya estoy extrañando todo. Pero hay etapas, se cortan las cosas..., y la vida continúa." La frase entrecortada de Guillermo Barros Schelotto a LA NACION, ayer por la mañana en la intimidad del vestuario de Casa Amarilla, hizo imaginar que ese sería el principio de una jornada emotiva. El Mellizo, reacio para demostrar sus sentimientos en público, lució conmovido. Porque luego de varios días de silencio e indecisión, el máximo símbolo xeneize de la última década anunció su traspaso a Columbus Crew, de los Estados Unidos. Por ello, melancólico, el atacante saludó a cada empleado del club, desde "el portero al hombre que lustra los botines", recibió el agradecimiento de cientos de simpatizantes que acercaron al predio y brindó una conferencia donde dio detalles.
Nadie que haya seguido las circunstancias del fútbol argentino durante los últimos 17 años puede desconocer de quién se trata cuando se habla de Guillermo. Ese N° 7 pícaro, gestor de diversas hazañas, que no necesita apellido para ser reconocido, firmó un vínculo hasta diciembre próximo, con opción a uno más, a cambio de una cifra similar a la que gana en Boca (350.000 dólares anuales), pero que no trascendió. "¿Dónde me voy a retirar? Uno no sabe cuánto tiempo más va a jugar. Quiero aclarar que ganaré prácticamente el mismo dinero que en Boca, lo aclaro porque después la DGI se la agarra conmigo (sonríe). No sé, voy a ver qué hago en diciembre. Todavía no lo resolví, cuando no juegue más al fútbol lo diré en ese momento. No lo voy a planificar."
Luego de arreglar los últimos detalles con el conjunto de Ohio, Barros Schelotto regresará a nuestro país y frente a Racing, el 29 del actual, en la Bombonera, será homenajeado por hinchas y dirigentes.
En las ultimas temporadas, su magullado estado atlético, la explosión de Rodrigo Palacio y la apatía de los entrenadores de turno, lo mantuvieron casi al margen de la competencia. La fidelidad de sus compañeros, el amor eterno de los simpatizantes y alguna que otra novelesca aparición, lo mantuvieron vivo. Pero a punto de cumplir 34 años, su paciencia dijo basta. "Lo más importante de todo, lo que hizo que me sintiera cómodo pese a no jugar, fue algo que me enseñaron cuando llegué: que Boca tenía que estar por encima de todo", reveló, con altura y educación.
-¿Es uno de tus días más tristes?
-Yo estoy feliz por haber jugado diez años en Boca. Nunca me imaginé vivir lo que viví. Fui muy feliz. Estoy muy contento por haber ganado tantas cosas y recorrido el mundo. Se da una situación distinta, porque no es que paso a un club de Europa; voy a una liga que está creciendo, llevando figuras de todo el mundo y veré qué pasa. Estoy muy feliz por haber jugado diez años en Boca.
-¿Qué te terminó de decidir?
-Ya tenía esta idea... Dije que quería jugar el clásico y que después podría contestar, que antes no y me convencí después del clásico (actuó sólo cinco minutos). Es obvio que si yo hubiese sido titular no hubiera pensado la posibilidad de irme. Pero como venían las cosas tomé la decisión de salir y punto. Nadie tiene la culpa. Nadie intervino. Lo que decido yo, lo hago yo. Más allá de los consejos que le pude pedir a la gente de mi entorno, a mis hermanos, mi mujer, a Mauricio Macri, que en estos últimos 20 días lo torturé por teléfono y reuniones, y a algún técnico que he tenido (por Carlos Bianchi). Los motivos por los cuales me voy son míos, nadie hizo nada para que me vaya. El hecho de no haber jugado en los últimos tiempos jugó en mi cabeza, es cierto. Lo más importante es Boca y en algunos partidos la gente se iba más enojada porque yo no jugaba que por el resultado negativo del equipo y me parece que todos tenemos que estar pendientes de cómo juega Boca y no de quiénes lo hacen. Me parece que es lo mejor para Boca también. No sólo para mí.
-Teniendo en cuenta que era tu despedida, ¿pensás que merecías más minutos frente a River?
-Yo no sabía que esa iba a ser mi despedida. Mi felicidad pasa por haber jugado diez años en Boca. El afecto de la gente no lo olvidaré jamás. Pocos viven día a día lo que a mí me toca con el hincha en cada entrenamiento o en la calle. Eso no lo olvidaré jamás. Me voy de Boca, pero lo llevaré por siempre en el corazón.
-¿Tu presencia era una presión para el actual cuerpo técnico?
-Cada técnico tiene la libertad de trabajar. Nunca presioné a nadie por jugar. Al técnico le irá bien o mal por lo que sepa. Que yo siguiera o no, no tiene demasiada relación con el resultado de este equipo. Sin dudas, Boca va a ser campeón del torneo o la Copa Libertadores.
Dentro del campo, un demonio, un provocador natural, hacía enojar pero no se ponía nervioso, nunca pasó inadvertido. Las piernas flaquitas y las medias bajas, enganchadas con las canilleras; caños, pases inesperados, desequilibrio puro, se adjudicó un lugar de privilegio en la galería de los ídolos. Fuera del terreno, un hombre respetuoso, que le pudo haber armado diversos escándalos a los DT que no lo querían, pero su nobleza no se lo permitió. Cuánto mal le hará a la esencia del fútbol argentino que ya no esté. Se extrañará su astucia. El grito/himno xeneize ´Guilleeermo, Guilleeermo quedará archivado en lo más profundo de la Bombonera, por lo menos, hasta que regrese, seguramente como técnico. "Estaré siempre agradecido a Boca. Hoy digo adiós, pero esto es sólo un hasta luego", prometió Guillermo, el último gran rebelde.
300 partidos jugó el Mellizo en Boca entre locales (212) e internacionales (88).
86 goles marcó con la camiseta azul y oro: 62 locales y 24 internacionales.
15 títulos ganó: Apertura 98, 2000, 2003 y 2005, Libertadores 2000, 2001 y 2003, Clausura 99 y 2006, Copa Europea- Sudamericana 2000 y 2003; Recopa 2005 y 2006; Copa Sudamericana 2004 y 2005.