Sebasg1973
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Los habitantes de zonas alejadas de grandes centros urbanos, cuando contraen enfermedades, apelan a los servicios del “médico”, en reemplazo del profesional al que ellos llaman doctor. Generalmente, se trata de señoras ancianas, o viejitos carismáticos, conocedores de los secretos de la medicina natural, que recetan los remedios más insólitos. Entre los males que deben combatir se halla la culebrilla, una infección dérmica, que según una creencia generalizada entre nuestra gente campesina, solo la cura el “médico”. Esta enfermedad provoca una erupción en la piel siguiendo una línea. Se cree que cuando la línea (culebra) une sus dos puntas (la cabeza se junta con la cola) tiene consecuencias fatales para el portador.
Una forma de curarla es frotando un sapo sobre la culebrilla para que este absorba el veneno. También se suele escribir con tinta en ambos extremos las palabras Jesús, María y José. En nuestro Chaco, en la región noroeste, simplemente se traza una línea con tinta china rodeando la afección, cuidando de encerrarla y así evitar que se unan las puntas. He visto trazar la defensa con una pluma de ave, con una lapicera fuente, y hasta con una simple palito. Consultadas las personas entendidas que realizaban la curación, afirmaron que no debe utilizarse bolígrafo. De recopilaciones efectuadas por otros estudiosos del tema, he tomado conocimiento que para realizar la cura se debe tomar un jarro con un poco de agua y asiendo tres ramitas recitar la siguiente oración tres veces por día durante tres días: "Yo iba por un caminito, me encontré con San Pablo, me preguntó que tenía, contesté que era culebrilla, ¿con qué se curaría? Respondió San Pablo: con agua de la fuente y rama de... (nombre del enfermo)".
Es probable que el nombre provenga de la creencia de los antiguos gauchos de la Pampa Húmeda (Sur de la Provincia de Buenos Aires y zona Este de La Pampa) quienes suponían que su contaminación proviene del paso de una víbora o culebra sobre la ropa extendida para su secado sobre los cultivos (generalmente de trigo), o cuando durante los descansos nocturnos de los reseros, extendían los componentes del apero y su propia ropa para su oreado.
La medicina científica afirma que el HERPES ZOSTER es una infección aguda usualmente autolimitada topográficamente, que se produce por activación del virus latente del que la mayoría somos portadores VARICELLA-ZOSTER o Virus del herpes humano 3, del que se puede tener inmunidad parcial luego de haberse enfermado con la secreción de las pústulas de los pollos "chickenpox". Esta afección ataca a los ganglios de las raíces posteriores de los nervios espinales (sensitivos) y su área de inervación, produciendo dolor neurálgico a lo largo del nervio afectado y la erupción cutánea del área correspondiente a dicho nervio.
Es habitual que los “médicos” o “médicas” (curanderos) del norte argentino aconsejen a sus pacientes asistir durante tres jornadas a las sesiones de curación para que el remedio sea eficaz. Éstos suelen recitar oraciones mentalmente para fortalecer sus poderes, solicitando la asistencia de sus referentes religiosos. Está muy arraigada en los ambientes folk la creencia de que el doctor no tiene conocimientos para combatir la enfermedad. Por esta sencilla razón siempre que alguien contrae el mal se solicita el concurso de un curandero. Sucede lo mismo con el empacho y el ojeo, que según una tradición urbana y rural de estos tiempos, los mismos doctores aconsejan llevar al enfermo ante la presencia del “médico”.
Comparando la explicación que se dan nuestros paisanos respecto a los orígenes de la mayoría de las enfermedades, con las de los europeos, no he escuchado que asignen la presencia de estos males a la acción de espíritus malignos, o brujas. En la Europa antigua (especialmente la Edad Media) se justificaban las enfermedades achacándoles la causal a la acción de brujas o espíritus traviesos, sobre todo en los tiempos de mayor rigidez religiosa operada por el cristianismo.
Nuestra gente campesina o montañés, ha desarrollado un conocimiento (folclórico) extenso sobre las propiedades curativas de las plantas, y una batería de prácticas rituales para combatir las enfermedades, como la culebrilla, cuya verdadera causa desconocen.
Una forma de curarla es frotando un sapo sobre la culebrilla para que este absorba el veneno. También se suele escribir con tinta en ambos extremos las palabras Jesús, María y José. En nuestro Chaco, en la región noroeste, simplemente se traza una línea con tinta china rodeando la afección, cuidando de encerrarla y así evitar que se unan las puntas. He visto trazar la defensa con una pluma de ave, con una lapicera fuente, y hasta con una simple palito. Consultadas las personas entendidas que realizaban la curación, afirmaron que no debe utilizarse bolígrafo. De recopilaciones efectuadas por otros estudiosos del tema, he tomado conocimiento que para realizar la cura se debe tomar un jarro con un poco de agua y asiendo tres ramitas recitar la siguiente oración tres veces por día durante tres días: "Yo iba por un caminito, me encontré con San Pablo, me preguntó que tenía, contesté que era culebrilla, ¿con qué se curaría? Respondió San Pablo: con agua de la fuente y rama de... (nombre del enfermo)".
Es probable que el nombre provenga de la creencia de los antiguos gauchos de la Pampa Húmeda (Sur de la Provincia de Buenos Aires y zona Este de La Pampa) quienes suponían que su contaminación proviene del paso de una víbora o culebra sobre la ropa extendida para su secado sobre los cultivos (generalmente de trigo), o cuando durante los descansos nocturnos de los reseros, extendían los componentes del apero y su propia ropa para su oreado.
La medicina científica afirma que el HERPES ZOSTER es una infección aguda usualmente autolimitada topográficamente, que se produce por activación del virus latente del que la mayoría somos portadores VARICELLA-ZOSTER o Virus del herpes humano 3, del que se puede tener inmunidad parcial luego de haberse enfermado con la secreción de las pústulas de los pollos "chickenpox". Esta afección ataca a los ganglios de las raíces posteriores de los nervios espinales (sensitivos) y su área de inervación, produciendo dolor neurálgico a lo largo del nervio afectado y la erupción cutánea del área correspondiente a dicho nervio.
Es habitual que los “médicos” o “médicas” (curanderos) del norte argentino aconsejen a sus pacientes asistir durante tres jornadas a las sesiones de curación para que el remedio sea eficaz. Éstos suelen recitar oraciones mentalmente para fortalecer sus poderes, solicitando la asistencia de sus referentes religiosos. Está muy arraigada en los ambientes folk la creencia de que el doctor no tiene conocimientos para combatir la enfermedad. Por esta sencilla razón siempre que alguien contrae el mal se solicita el concurso de un curandero. Sucede lo mismo con el empacho y el ojeo, que según una tradición urbana y rural de estos tiempos, los mismos doctores aconsejan llevar al enfermo ante la presencia del “médico”.
Comparando la explicación que se dan nuestros paisanos respecto a los orígenes de la mayoría de las enfermedades, con las de los europeos, no he escuchado que asignen la presencia de estos males a la acción de espíritus malignos, o brujas. En la Europa antigua (especialmente la Edad Media) se justificaban las enfermedades achacándoles la causal a la acción de brujas o espíritus traviesos, sobre todo en los tiempos de mayor rigidez religiosa operada por el cristianismo.
Nuestra gente campesina o montañés, ha desarrollado un conocimiento (folclórico) extenso sobre las propiedades curativas de las plantas, y una batería de prácticas rituales para combatir las enfermedades, como la culebrilla, cuya verdadera causa desconocen.